"Y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? un frenesí
¿Qué es la vida? una ilusión,
una sobra, una ficción;
y el mayor bien es pequeño.
que toda la vida es sueño
y los sueños, sueños son"
Grandes palabras que hacen reflexionar. Y eso, reflexionar, es lo que más hago últimamente. Hace poco más de dos años, revisando entradas antiguas, he visto que escribí algo en una situación que, aunque lejana, tiene una parte, pequeña eso sí, que refleja lo que siento.
Lo malo es que, en definitiva, eso que reclamaba entonces, esa visita de la Fortuna, no se produce. Envía algún rayito evanescente, efímero, de unos meses de duración. Meses maravillosos, llenos de fuerza, de capacidad ante lo adverso, de incipiente optimismo, de luz en el camino. De golpe, sin previo aviso, esa luz desaparece, torando Nix y apoderándose de todo cuanto existe. ¡Lo que cambia todo con un simple rayo de luz!
Sin embargo, y a pesar de esta maravillosa luna llena que nos acompaña estas noches estivales -y que los cáncer conocemos bien por sus efectos-, un pensamiento aparecido del Caos se ha presentado en mi puerta. Una sensación extraña que hasta ahora no había experimentado. Una especie de voz interior, de fuerza creciente, me ha hecho plantearme que, exista o no Fortuna, esa luz no tiene que llegar de fuera, sino desde el interior. Tarea por otro lado nada fácil y que requiere de una gran Constancia y Paciencia, virtudes ambas que se han de cultivar diariamente. Nuevamente me veo en un reto que superar para superar un reto. Cíclico en mi experiencia vital.
DETERMINACIÓN y la buena compañía de familia y amigos.
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