Tras un verano de playas impresionantes, aguas frías y cristalinas, buena comida en la mesa y, sobre todo, buena compañía, iniciamos el otoño, que se presenta atípico.
Septiembre, Les Très Riches Heures del duque de Berry |
Octubre, Les Très Riches Heures del duque de Berry |
Ahora, entrado el nuevo curso, nos asaltan las dudas sobre el futuro de los próximos meses. Hay incertidumbres amorosas de índole diversa, supongo que las más comunes en mi entorno más cercano; hay incertidumbre económica y laboral, como no podía ser menos con la que está cayendo; hay reencuentros prometedores unos, vanales otros; también en lo tocante a las amistades el camino se siempre se ve claro.
Como ya dijera en la primera entrada de este blog, no quiero recuperar fantasmas del pasado que están, afortunadamente, en una caja guardados a buen recaudo. No obstante hay cosas que siempre vuelven, de manera diferente si queréis, y hacen que recuerde aquello momentos. No quiero repetir entradas al más puro estilo Fotolog, porque lo único que harían sería acercarme más a la linea que no quiero cruzar. Ahora lo que toca es terminar todas las cosas que uno tiene entre manos, que no son ciertamente pocas y salir a disfrutar de una ciudad en ebullición, con un tiempo veraniego-otoñal impresionante, y vaciar mi mente de cosas malas y llenarla de otras alegres.
Y mi favorita d´il prete rosso, simplemente genial: