sábado, 16 de mayo de 2015

Si yo pudiera....


Rabia y dolor es lo que siento ahora mismo. 

Después de tantas cosas que nunca he dicho por respeto, por educación...ahora te diría muchas cosas si tuviera la oportunidad de tenerte delante. Sólo pienso que si todo el daño que te hicieron no lo hubieras perdonado, a lo mejor entenderías porqué a mí me lo has hecho. en otro tiempo habría utilizado esta plataforma para poder decir abiertamente todas y cada una de las cosas que desde hace tiempo me nacen decir a este respecto, pero uno madura y, sobre todo, tiene educación. Si algún día puedo, te las diré todas a la cara. 

Merezco ver cómo se te cae la cara de vergüenza. 

martes, 31 de marzo de 2015

Thinking about



Pues aquí estamos, recién llegada la primavera y a las puertas de Semana Santa. Desde 2012, siempre han sido raras, o al menos han tenido un punto para tener tal calificativo. Y esta no podía ser una excepción, claro. 

Tengo ganas de que llegue el día 8 para ver si por fin puedo entender algo, porque lo único que se me viene a la cabeza es esta frase: 

Mi delito es la torpeza de ignorar 
que hay gente que no tiene corazón. 















Puede que a veces piense demasiado. ¡Pero no se lo digáis a nadie!








martes, 3 de febrero de 2015

Percepción de la realidad...¿o no?

2014 ha sido un año de no parar. Y 2015 va por el mismo camino. Sólo encuentro cosas inconexas para decir que, sin embargo, juntas forman un todo que puede hacer comprender la vorágine en la que uno se halla inmerso. 

No sé exactamente cuántas de las visitas que tiene este rincón son de gente que me conoce; aprovecho para saludarles y para decirles que después de una entrada en el blog, algunas veces sería una verdadera demostración de amistad recibir un abrazo, o un nos tomamos un café y me cuentas

Muchas veces aquellas personas a las que van dirigidas las escogidas palabras no se encuentran en el grupo de lectores. Al menos estas líneas sirven para poder descargar parte del peso que suponen muchas situaciones cotidianas por las que atravieso y de las cuales me encantaría deshacerme con un simple golpe de pluma, usando este formato como una caja de Pandora









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Gente ha sido una de las palabras que me han dicho en los últimos días y que más de ha dolido. ¿Yo? No creo que después de todo sea esa la palabra que más correctamente me defina. Tras más de un año, pensaba que me conocerías mejor. Pero no, al final eres una de esas personas a las que criticas, que se ha envuelto en su propio manto de egoísmo. Y lo peor que puede pedirte una persona así es tiempo. Y tiempo es lo que te he dado, cuando lo tenía y cuando no. Tiempo es lo que te he dedicado a pesar, muchas veces, de no merecerlo. Y de no tenerlo tan siquiera para mi. Y aún así sigues reclamando tiempo, ese que no empleas bien, o que no quieres emplear bien. Soy una persona a la que le cuesta decir un simple adiós a la gente que tengo que apartar de mi vida, quizá por ser demasiado sentimental. O demasiado gilipollas, no lo tengo claro. El caso es que eres una de las personas que cada día están un poco más cerca de oír un sonoro que te den

...que no me supiste dar ni un poquito lo que te dí a tí...

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También me gustaría hablar de una persona que cada día pierde más y más puntos. Una persona que ha ganado mucho por estar cerca de mi en los momentos justos y que, a pesar de su laxo sacrificio hacia el bien común, obtiene premios que muchos creen -no sólo yo, que soy el malo de la película- inmerecidos. Puede que leas estas líneas, pero seguro que no tendrás intención de sentarte a hablar conmigo a pesar de todo. Y te escudas...bueno, la verdad es que no sé muy bien en qué lo haces, pero al final has logrado distanciarte más y fastidiar una amistad por motivos que se me escapan. Cada día lo complicas un poco más, con lo fácil que habría resultado todo de habernos apoyado mutuamente. 

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Por último, y puede que menos importante....no, la verdad es que no es el menos importante en absoluto. Por último, decía, una persona que está sacando los pies del tiesto a fuerza de las circunstancias, a pesar de lo cual no termino de verla demasiado a disgusto. ¡Si! Utilizas una astucia que pocos han podido captar en ti pero que al final dejas entrever de manera muy disimulada, permitiendo percatarme nuevamente de que en ocasiones puedo llegar a ser un verdadero crédulo. Liberté para que hagas lo que te da la gana; égalité que predicas pero no cumples entre otras cosas porque ni tú ni aquellos a quienes admiras creéis;  fraternité, que empiezo a pesar cada día con más fuerza que simplemente ha sido un camino más llano de lograr mi ayuda para un fin concreto tuyo. 
















Con Dios





miércoles, 24 de diciembre de 2014

Hay cosas que nunca cambian




Porque hay cosas que nunca cambian y que nunca cambiarán. Y siempre una mirada representará lo enigmático, lo inquietante, lo misterioso. Seguiremos escuchando la misma canción, aquella que nos hizo sentir tanto y que sigue haciéndonos sentir todavía. Porque hay cosas que no se transforman, que no logran cambiar. No cambia esa brisa, ese olor, ese roce, ese abrazo, ni esa sonrisa cómplice que nos delata. No cambia esa emoción del primer momento. No cambian las esencias, tan sólo los episodios. no postergamos nada puesto que todo está postergado desde el inicio, aunque no sea nuestro deseo. No cambia la mirada pícara acompañada de esa sonrisa, ni el evitar tocarnos por miedo a caer, de nuevo, en esos brazos de los que no debimos salir. Porque hay cosas que nunca cambian y que nunca cambiarán.





domingo, 23 de noviembre de 2014

Sin fechas ni recuerdos


Y el tiempo pasa, inexorable. Inexorable es el tiempo que ha pasado. Pasado es todo aquello que vivimos. Vivimos momentos llenos de risas y pasión. Pasión por aquellas calles llenas de historia. Historia corta e intensa. Intensos besos en tu sofá. Sofá donde nos besamos por última vez. Vez que me hiciste llorar. Llorar el pasado y tu ausencia. Ausencia que me provoca dolor. Dolor por no tenerte junto a mi. 

23 de noviembre. Esta fecha siempre me provocará una sonrisa y, al mismo tiempo, hará que mi estómago se encoja.  

Es duro darse cuenta de lo inoportuno que puede resultar uno. Es duro darse cuenta que no llegar en el momento justo te hace perder lo que podría no tener fin. Y vuelvo a estar harto de esta mierda de sensación. 

viernes, 17 de octubre de 2014

El don de la oportunidad

Hace muchísimos años, para simbolizar que el tiempo no vuelve, los sabios griegos levantaron una estatua.
Un día, un viajero se detuvo ante ella y se atrevió a intentar conversar.
Cuál fue su sorpresa cuando le preguntó su nombre y ella contestó:
-Me llamo Oportunidad.
-¿Por qué estás de puntillas?
-Para advertir a todos que sólo me detengo un momento.
-¿Por qué hay alas en tus pies?
-Como señal de que paso veloz.
-¿Por qué tu pelo es tan largo por delante, en la frente?
-Para que los hombres me atrapen cuando me encuentran.
-¿Y por qué es calva tu nuca?
-Es una forma de advertir que, si no me atrapan de frente, cuando haya pasado no podrán volver la vista atrás y atraparme.


Esto que leéis más arriba es un bonito cuento para describir lo que en el refranero español se expresa como "la ocasión la pinta calva". 

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Hoy tenía una conversación con algunos de mis compañeros de trabajo y uno de ellos ha preguntado: ¿Y esto de verdad compensa? Ahora, como hace tiempo, me pregunto eso mismo. Si. Hay momentos en los que esto compensa. Compensa la compañía de los compañeros, compensan las risas que compartimos a diario. Sin embargo no me decanto por eso. Tampoco al contrario. Estoy en un punto medio. Sólo queda esperar a que todo aquello que se  ha sembrado de sus frutos, aunque la primavera parece que se retrasa ya desde hace demasiado. Y no, no me sirve que más de dos años después de unas migajas ahora vuelvan a darme unas que, encima, son más pequeñas. 




jueves, 15 de mayo de 2014

Cada vez como si fuera la última




Nuevamente Madrid. Físicamente al menos. Mi mente vuela sin rumbo fijo. De nuevo una noche cálida, silenciosa, casi de verano. La soledad de la casa se hace más grande a medida que el silencio es más profundo. Mi escritura, dubitativa, resuena por un piso en que puertas y ventanas están abiertas de par en par. Cuando sopla la brisa trae consigo el aroma de unos árboles cercanos, en flor, con un olor intenso que me transporta tiempo atrás.

Una de las palabras que más estoy escuchando en los últimos meses es 'paciencia'. Es una virtud rara en nuestros días. Días que en que vamos apresurados, a contrarreloj, sin tiempo para detenernos. Alguien dijo una vez que la clave de la paciencia es hacer algo mientras esperas.

Pero ¿qué esperas? y ¿para qué?

Buenas preguntas de compleja respuesta. Sobre todo en según que planos nos movamos. Parece obvio que lo que esperas es algo grande, al menos para ti. Grande para tu futuro, grande para tu familia, para tus amigos, para o por una persona especial. A veces no es algo grande para el ojo humano, sino para el alma y el corazón. A veces de ilusiones también se vive. 

Pero ¿para qué?

Todos necesitamos tener esas ilusiones, sueños, anhelos que nos permitan imaginar un futuro diferente, que nos permitan momentos de ensoñación pasajera que nos proporcione una fugaz felicidad. Son esos momentos los que nos permiten caminar con paso firme por la senda de nuestra vida, los que nos dan oxígeno para lograr las metas que nos proponemos. Al menos las metas individuales. 

Pensamos, o queremos pensar, que aquello que ansiamos, que nos hace suspirar y sentir en lo más profundo es lo que en realidad queremos. Y nos empeñamos en lograrlo. 

Pero ¿y si nos obcecamos en ese empeño?

Puede que, entonces, haya que beber una dosis de realidad; parar, alejarse, reflexionar y enfrentarse mirando cara a casa a ese afán. ¿Quién me vende esa dosis?











“La paciencia es la más heroica de las virtudes, precisamente porque carece de toda apariencia de heroísmo" 

Giacomo Leopardi


sábado, 3 de mayo de 2014

Hace un año....

     Mayo. Puente en Madrid. Conmemoración del levantamiento popular contra la invasión francesa que padecimos hace poco más de doscientos años. Noche cálida, con algo de brisa y quietud en las calles. A punto de ir a dormir he mirado el calendario de la cocina. ¿Tres de mayo? ¡Cómo pasa el tiempo! hace un año había regresado del un esperado viaje a Lisboa. Este año he echado de menos esa bonita tradición que habíamos empezado algunos marsicanos de viajar juntos por estas fechas. Qué bonito fue aquel viaje y la cantidad de cosas que aprende uno. Cada vez es diferente esa ciudad, pero siempre es única. 

     No voy a hacer una entrada dedicada a aquellos días en el tono que puede presuponerse. De todos los momentos que pasé allí sólo echo de menos la compañía que me ha demostrado que siempre está ahí. Esa compañía que me hace reír, me enseña, me hace pensar y sobre todo me cuida como si de un hermano pequeño se tratase. Sólo tengo palabras de agradecimiento hacia vosotros. 

     Pero Lisboa me ha enseñado más en todo este año. Me ha enseñado que no hay más ciego que el que no quiere ver. Me he dado cuenta de que hay flores que no merecen ser deshojadas; que las lágrimas se evaporan muy rápido;me he dado cuenta de que las palabras se las lleva el viento, y el Lisboa sopla mucho y fuerte. Y, sobre todo, me he dado cuenta de que mi futuro, afortunadamente no pasaba por allí, sino por donde a mí me plazca.

     Lisboa me ha enseñado que no debo renunciar a ser como soy. Me ha enseñado que dar todo de mi siempre es bueno, que no tengo que arrepentirme por hacerlo. Que quien no lo aprecie no tiene ni tendrá la más mínima idea de lo que ha tenido entre los dedos y ha dejado escapar. Que cada palo aguante su vela.
Gracias. Sólo puedo dar las gracias por no haberme obcecado, por no haber apostado por algo en que, a la larga, me habría perjudicado de por vida. No sé a quién debo dárselas, pero gracias de corazón. 

viernes, 28 de marzo de 2014

Entre sus páginas

   


   Madrid. Noche fría, tormentosa y de cielo plomizo. La breve primavera de la que hemos disfrutado se ha desvanecido. Ya se sabe, cuando marzo mayea, mayo marcea. Sabio el refranero popular castellano. Sabio y contradictorio también.

   Revisando en él frases sobre el pasado, uno se da cuenta de que siempre tiene una connotación negativa: si piensas mucho en un pasado que fue feliz no puedes disfrutar del presente; y si aquel fue malo, el refranero aconseja pasar de página. O mejor aún, de libro.

   Y en eso estoy. Cerrando libros que no aportan nada, libros que lees rápido, con impaciencia, ávido de un final que llega demasiado rápido y decepciona. Nunca es bueno releer libros pues puedes descubrir que tras las líneas encriptadas se escondían pasajes de mentiras, engaño y falsedad. Pero no duele. Afortunadamente. No duele cuando es un libro de bolsillo, de esos baratos que compras apresuradamente en una estación para no aburrirte durante el viaje. La portada promete, las primeras páginas enganchan, el final decepciona. Lo que el libro te vende en su tapa no es lo que finalmente descubres. Puede que no te des cuenta mientras lo lees, pero llega un momento, como con todo en esta vida, en que ves la verdad. Efectivamente, esta ahí desde el principio. Un comentario de un amigo, un post sobre ellos en internet, una foto. Todo llega. 

   Otras veces el libro es mejor. Pongamos que es un ensayo. La portada es atractiva, la historia te engancha desde el primer párrafo, el desarrollo te apasiona y crees firmemente en las teorías que en él se plasman. En seguida compras el siguiente libro para continuar absorbiendo la sabiduría que desborda cada página y que empapa tu cerebro, que no sólo se estimula con ella sino también con detalles, intuiciones que el autor deja al lector ávido de complicidad; ese lector que pretende aportar cosas novedosas relativas a esas teorías. Notas, si, que hay alguna cosa discordante, pero piensas que son malas experiencias que corresponden con otros ensayos de menor calado y sigues mirando hacia delante con admiración. De pronto, conoces al autor. Compartes paseos, mantel, complicidad, risas y charlas estimulantes. En persona la gente cambia, aunque no te esperas que lo haga tanto. Al final el pedestal queda vacío. Lo relegas a un segundo y honroso puesto del que, poco a poco, va cayendo aunque tu trates irremediablemente de frenarlo. Al final sólo queda exprimir lo bueno, conocer lo malo y no cerrar del todo el libro. Nunca se sabe. 

   Llegamos a los libros comodín. Aquellos que nos gusta tener cerca, leer unas páginas y cerrarlos. Algunas veces abrimos por la parte equivocada y los volvemos a poner en una estantería. Pero el magnetismo de estos libros, de todo lo que encierran, nos hace que al pasar por la librería miremos su canto y al final, volvamos a ponerlos en nuestro rincón de lectura del que, en ese momento piensas, no debían de salir. Y así, una vez tras otra. El dulzor de sus páginas es poco duradero pero permanece en el recuerdo; lo amargo de sus líneas es puntual pero permanece en el alma. ¿Qué se hace con estos libros?

   En mi caso, el último tipo de libros es el que más problemas me da. Muchos. Demasiados. Necesito liberar espacio pero soy de esas personas a las que les duele la simple idea de pensar en tirar un libro. 



































Pido perdón. A veces hilo muy fino. Siempre, con hilo de oro. 









jueves, 6 de marzo de 2014

País de pandereta

  España es, efectivamente, un país de pandereta. La exitosa campaña de Campofrío de estas pasadas fiestas navideñas evidencia un hecho notorio de nuestra sociedad aunque en un tono menos pesimista de lo que las incompetentes e inútiles tertulias radiofónicas y televisivas realizan a diario: hazte extranjero. Porque, efectivamente, fuera de nuestras fronteras tenemos a nuestro alcance gobiernos más efectivos que gestionan economías más sólidas, con una base social más concienciada con los verdaderos problemas del Estado que dejan de lado intereses privados para el común beneficio. ¿Ejemplo? Finlandia. En este país escandinavo una de las profesiones más valoradas socialmente y con mayor peso en la conciencia colectiva de sus habitantes es la del profesor. ¿Y eso? Pues, básicamente, porque es el encargado de formar a las futuras generaciones, de impartir conocimientos y valores básicos para el funcionamiento cívico y social y, es por ello por lo que, quien opte a este campo de trabajo debe ser una persona altamente cualificada. Hablamos de futuras generaciones de una manera general pero, yendo a lo más particular, quienes se encargan de la docencia a nivel universitario tienen una tarea no menos importante ya que, si bien los profesores de niveles inferiores difunden conocimientos a una amplia mayoría de la población, en la Universidad se forma a la élite intelectual del país. 

  En España, país de grandes pensadores a lo largo de los siglos, no sabemos copiar de nuestros vecinos del norte. España, país de la picaresca, podría aprender de un sistema nacional de educación adaptado a las necesidades reales en vez de crear una caterva de mediocres estudiantes (y servidor no es que sea precisamente el adalid de las matrículas de honor) en los niveles iniciales del sistema educativo español que ha llevado a que, también, el nivel de la Universidad en nuestro país tenga que ser reducido. ¿Consecuencia? Un profesorado universitario que no trabaja como debiera, un sistema universitario que es el hazmerreír de Europa y un alumnado con unos pobres conocimientos generales y una enorme desmotivación. Y, para complementar a ese profesorado apático, algunas Universidades "punteras" como la Complutense -si el pobre Cardenal Cisneros levantase la cabeza, corría a gorrazos al impresentable del Rector Carrillo por toda la Ciudad Universitaria- quieren incorporar a su claustro a semejante lumbrera del conocimíento científico: El Juli.  

  Me pregunto: ¿para qué narices estaré haciendo el doctorado?


http://www.elmundo.es/loc/2014/02/28/530f7251268e3ee47f8b457a.html

viernes, 21 de febrero de 2014

Hoy, pasado el tiempo...

En un flashback de mis pensamientos recordé un instante veraniego: una luminosa mañana de estío me desperté con el sonido de las olas rompiendo en la costa. La mañana era cálida y la ventana, abierta, dejaba entrar una brisa templada cargada de olores; olores que me recordaban tiempos pasados, largos paseos por la playa.

Salí de la cama y me vestí. Relajado, bajé las escaleras y salí al jardín para ver el nuevo día. Pisé la hierba fresca, recién cortada, y continué hacia la playa. Una vez allí, me descalcé para sentir la arena bajo mis pies. Es una sensación que espero de año en año, cada vez diferente, cada vez mejor. Anduve dubitativo, jugando con la arena, mientras sentía la brisa suave y el sol.

Pero seguí caminando, una vez volví a la realidad, por aquel camino de tierra vieja, oliendo a tomillo y encina. La realidad era bien distinta, pero no por ello menos hermosa. Después de ver el amanecer en lo alto del monte, la naturaleza se ponía en marcha. Era un día claro y frío de invierno y el vaho que expulsaba por mi boca se desvanecía en un instante en el gélido ambiente castellano. En aquella encrucijada de caminos, se podía ver el bajo monte y las tierras yermas, sin cultivar, cubiertas de un manto blanco muy fino, casi de cristal, que brillaba e iba desapareciendo al tiempo que yo caminaba. La tierra, húmeda, crujía a mis pasos y, cuando me detenía, sólo se oía una cosa: silencio. Un silencio sólo roto por el ruido de las hojas movidas por el cortante viento.


Inspiré profundamente, dejando que los olores, las sensaciones y el frío penetraran en mi cuerpo; me encanta esa sensación. En aquel momento estaba rodeado de mis pensamientos, buenos acompañantes para el caminante solitario. Pero aquella mañana eran diferentes. Normalmente me suelo fijar en el paisaje general, reteniendo todos y cada uno de los elementos que lo conforman; pero esta vez era diferente. Miraba detenidamente el suelo, analizando todo lo que en él veía. A veces asusta mirar hacia atrás. Ver nuestros errores, ver los caminos que podríamos haber seguido y jamás atravesamos. 

Hoy, pasado el tiempo, intuyo que buscaba algo. Era una sensación de frustración, inquietud, esperanza y hastío, ganas y desazón, todo junto. Hoy, tiempo pasado, intuyo que no era nada tangible, nada que poder retener entre los brazos, nada que acariciar, ni oler, ni saborear, sino solo sentir; pero ese sentimiento fue lo que me llenó de esperanza, ilusión y ganas, sobre todo, de seguir con mi camino. 


viernes, 7 de febrero de 2014

¿Sabes?

     Sé que no vas a leer esto y, después de nuestra conversación, menos. Pero, ¿sabes? estoy cansado. No se cómo no cagarla contigo. Bueno, si lo sé: haciendo siempre lo que quieres o que no se aleje mucho de ello. Y no. En eso no consiste la amistad. La amistad consiste en escuchar sin pensar "qué pesado". Si una persona te abre su alma piensa que, quizá, te considere alguien tan especial como para compartir esos momentos. ¿Sabes? alguien que llora en tu hombro te está ofreciendo el regalo más bonito que jamás te van a hacer: una lágrima sincera y el mostrarte un pedacito de su alma. La amistad consiste en ofrecerte voluntariamente corregir tu Tesis, aunque luego no quieras que vaya a apoyarte cuando la defiendas ni tenga una copia de ella simplemente porque me hace ilusión. Acompañarte al médico y preocuparme por saber tus resultados tiempo después. En decirte abiertamente si la estás cagando sin que me hayas pedido saber qué opino. En desayunar contigo las veces que hagan falta cuando cojas el autobús y sólo quieras que nos veamos en la estación. En darte un abrazo cuando sé que lo necesitas a pesar de que lo rechaces. Consiste en acercarme a un lugar lleno de gente para llevarme malas caras de tus amigos, que me presentes a personas que no tengo el más mínimo interés en ellas sólo porque me has pedido que nos tomásemos algo. 

     Me conoces bien -porque he dejado que lo hagas y no así al contrario- y sabes que muchas de tus actuaciones, por mucho que las vendas como despistes, duelen. Y duelen, sobre todo, porque eres tú quien las realiza. O quien no lo hace. 

    Me duele ver que cosas que no hacías al principio sí las haces ahora. Que no eres alguien tan especial como pensaba sino que te acercas a esa gran mayoría vacía y que sólo mira por lo suyo. No eras así. ¿Estás dolido? lo se, siempre he estado ahí. Por eso me acerco, aunque sepa que tarde o temprano me vas a dar una patada. Duelen. Mucho. No imaginas cuánto. Pero son tuyas, y siempre las paso por alto. 

     ¿Sabes? Creo que no eres justo conmigo, que no me mides por el mismo rasero que a los demás. Me pides más y das menos. Duele. Sólo tú tienes la clave para que esto no sea un adiós. Y no un hasta luego, sino hasta nunca. Y duele mucho. 

     ¿Piensas, de verdad, que veo otra realidad? A lo mejor tienes razón y tenía que haber hecho caso a quienes ven el mundo tal y como es y haber dejado esto cuando tuve que hacerlo. ¿Sabes? no lo hice porque pienso que eres diferente, una buena persona, alguien con quien compartir todo, alguien a quien tener al lado. ¿Sabes? a veces creo que me equivoqué. 

miércoles, 29 de enero de 2014

Miedo al miedo

 Cada vez me cuesta más escribir una nueva entrada. Falta de tiempo, si. Pero también el no saber cómo empezar, qué decir. 

 Últimamente debería estar contento. Lo estoy, de hecho. Mi trabajo me está dando satisfacciones importantes. Me siento reconocido y meritorio de ese reconocimiento. Y el hecho de pensar todas y cada una de las cosas que tengo que hacer me reconforta a la par que me apabulla. Pero estoy contento. Algunas cosas de la rutina de meses pasados las echo de menos, sobre todo los desayunos y las conversaciones en el despacho. 

 2013 ha sido un año raro, de sentimientos encontrados permanentemente. De mucha introspección. Puede que demasiada. Y en este año que apenas hemos pasado han sucedido, desde el principio, muchas, muchísimas cosas de las que aún no he podido asimilar una gran parte. A veces uno no entiende ni el cómo ni mucho menos el porqué. Y sobre todo me cuesta mucho entender a las personas. De hecho, no se si soy yo el que se equivoca o el que es exigente. Supongo que muchas personas no pueden equivocarse (¿no?) aunque en realidad tengo la certeza de que  el miedo es quien verdaderamente mueve nuestras vidas. Miedo a fracasar. Miedo a conocer. Miedo a dejarse llevar. Miedo al trabajo. Miedo a la desidia. Miedo a la familia. Miedo a no sentirnos solos. Miedo del futuro y miedo del pasado que lo condiciona. Miedo a querer y ser querido. 

 Muchas de las personas que he conocido a lo largo del año pasado tenían miedo. Y siempre lo disfrazan. Lo hacen por ocultar uno de los mayores miedos que se pueden tener, el peor de todos: miedo a que vean lo que en realidad somos, miedo a mostrar fragilidad. Y la práctica totalidad de esas personas no sabe cómo ese miedo puede afectar no ya sólo a sus vidas, sino a las personas que les rodean. Quienes sí lo saben, miran para otro lado y no se enfrentan a la realidad. Prefieren perder y dejarse perder. 

 ¡Cómo nos complicamos la vida de manera tan innecesaria!Cuántas cosas buenas nos perdemos por tener miedo. Cuántas personas dejamos que pasen por nuestra vida de puntillas porque el miedo nos impide que lo hagan de otra manera. Pues yo digo ¡no! No quiero que el miedo me gobierne, que decida por mi. Sí, empatizo; sí, me implico; sí, me arriesgo; sí, creo y apuesto por ello. Prefiero llevarme otro palo, una nueva decepción, decir adiós, equivocarme, pero hacerlo sin miedo. 

 Muchos piensan que una persona joven es siempre un niñato. Cuán errados están. Por la parte que me toca -si bien es cierto que "juventud" es un término subjetivo- cada vez veo las cosas más claras respecto a todos esos miedos en general y a dos o tres de los enumerados en particular. Si se tienen fantasmas, se lucha contra ellos. Si se tiene una mano que nos ayude a luchar, se acepta con una sonrisa y se mira hacia delante. 




domingo, 22 de septiembre de 2013

Un nuevo capítulo

      


      En la vida hay que saber pasar página. No es algo fácil, hablemos en el sentido que hablemos. Cada uno necesitamos un tiempo para asimilar, comprender, analizar, pasar nuestras etapas y, finalmente guardar esos recuerdos y abrir un nuevo capítulo. 


    Ver las cosas de una manera más pausada, contenida, intentando tomar algo de perspectiva, disfrutar del momento, del "aquí y ahora". Durante mucho tiempo me ha costado entenderlo pero por suerte, estoy empezando a ponerlo en práctica. 


       Cero. es un punto de partida utópico. No se puede partir desde cero pus cada uno acumulamos experiencias que nos hacen ser, pensar y sentir de una manera determinada. Sin embargo, cero debe ser la meta desde la que volver a empezar. El pasado es importante, pero no debemos dejarnos influir por el. Su sombra es alargada y puede no ser beneficiosa en algunos momentos. 






lunes, 24 de junio de 2013

As coisas não acontecem por acaso II




"Y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? un frenesí
¿Qué es la vida? una ilusión, 
una sobra, una ficción; 
y el mayor bien es pequeño.
que toda la vida es sueño
y los sueños, sueños son"




 Grandes palabras que hacen reflexionar. Y eso, reflexionar, es lo que más hago últimamente. Hace poco más de dos años, revisando entradas antiguas, he visto que escribí algo en una situación que, aunque lejana, tiene una parte, pequeña eso sí, que refleja lo que siento. 

 Lo malo es que, en definitiva, eso que reclamaba entonces, esa visita de la Fortuna, no se produce. Envía algún rayito evanescente, efímero, de unos meses de duración. Meses maravillosos, llenos de fuerza, de capacidad ante lo adverso, de incipiente optimismo, de luz en el camino. De golpe, sin previo aviso, esa luz desaparece, torando Nix y apoderándose de todo cuanto existe. ¡Lo que cambia todo con un simple rayo de luz!

 Sin embargo, y a pesar de esta maravillosa luna llena que nos acompaña estas noches estivales -y que los cáncer conocemos bien por sus efectos-, un pensamiento aparecido del Caos se ha presentado en mi puerta. Una sensación extraña que hasta ahora no había experimentado. Una especie de voz interior, de fuerza creciente, me ha hecho plantearme que, exista o no Fortuna, esa luz no tiene que llegar de fuera, sino desde el interior. Tarea por otro lado nada fácil y que requiere de una gran Constancia y Paciencia, virtudes ambas que se han de cultivar diariamente. Nuevamente me veo en un reto que superar para superar un reto. Cíclico en mi experiencia vital.  












DETERMINACIÓN y la buena compañía de familia y amigos. 













lunes, 10 de junio de 2013

Crónica de unas noches marsicanas: versión IV.I y IV.II

Madrid,  5 y 6 de junio de 2013




Crónica de unas noches marsicanas

  Divididos los marsicanos madrileños, en la noche IV.I nos reunimos en un ambiente tedesco en el que la birra, un baso de agua, carne, patatas y aperitivos fueron raudamente devorados por los hambrientos lupi. Al día siguiente la Plaza de Santiago nos esperaba. Terraza, más birra, tintos de verano y el mismo instinto devorador de viandas. Lenguas trabadas por los efluvios etílicos dieron rienda suelta a las, bauticémoslas por fin MARSICANADAS. 

  Nuestro siempre bien recordado Max apareció con su amigo Berg-a que, al parecer, también interesa a algunas marsicanas de pro. Los Camisas Negras se la baten (la ciolla) mientras realizan un bien merecido putitour por Andalicúa buscando a María de la Inmersión. Al no aparecer ésta, nuestros intrépidos protagonistas fueron seducidos por le troione, al grito de lo cual otros miembros marsicanos acudieron raudos a la cita. 

   Como conclusión, risas, risas y más risas. 

                                                  



¡¡VIVA LA MÁRSICA!!


Crónica de una noche marsicana III

Madrid, 29 de mayo de 2013
(tanto desde la última quedada?)




Crónica de una noche marsicana III

  Citados en un noble palacio, un grupo de marsicanos quedan para cenar en casa de su egregia anfitriona. Vino, canapés y flores frescas decorando la estancia nos acompañaban. tras ponernos al ía, una opípara cena, en la que el vino seguía presente en nuestras copas. Productos exóticos traídos allende los mares, como los zríticos y los cherrys anaranjados (kumquats) comenzaron a ser degustados por nuestras lenguas geográficas mientras el Reno Renaldo veía el reino de la cagalera de Bisbal. 

  Postres caseros, buena conversación -historia, arte, aquitectura, viajes...y hasta filosofía sufí- junto a la mejor de las compañías y a un señor que dormía en el salón. De nuevo, y como siempre, la mársica no defrauda. 


Crónica de una noche marsicana II

Madrid, 9 de febrero de 2013


Crónica de una noche marsicana II

Reunidos nuevamebte i lupi marsicani, esta vez al más puro estilo marcial, repetimos sitio de tapeo e incorporamos nuevos miembros a la mársica. Pensábamos que atrás habían quedado i pippoli della Russo pero, como no podía ser de otro modo, hicieron acto de presencia. y eso que había algun mago y maga que seguía haciendo desaparecer cosas de esa manera tan....particular. El "Consolador de Caseras" siguió ejerciendo de Maestro de Ceremonias y, tras la degustación de innumerables platos que pasaban por nuestra mesa, los chochos salmantinos, que son los más bonitos hicieron, también, acto de presencia. nos enteramos, además, de que se deshacen en la boca pero también en las manos. Y seguro que en otro tipo de circunstancias también. Otros seres extraños, y al parecer amigos de éstos, vinieron a hacer una visita: los látigos cepa. 

Amenizada la noche con semejantes especímenes, terminamos cerrando el bar típico de las noches marsicanas. Y siempre recordando grandes momentos y echando de menos a otros lupi. 

Crónica de una noche marsicana I



   Iniciamos una nueva tradición: las Crónicas de una noche marsicana. La mársica es una región del sur de Italia en la que la flora y la fauna tienen una especial presencia. De entre todos, destacan los lobos carsicanos (lupi marsicani) que nosotros, avezados estudiantes de la lengua de Dante Alilghieri, extrapolamos en nuestras personas para crear así un grupo de amigos que acumulan experiencias y buenos momentos. 


He aquí la primera de ellas. 

Madrid, 12 de enero de 2013 


Crónica de un noche marsicana


Tapas, vinos, dopocagnete, risas y, sobre todo, i pippoli della Russo, el zumo de nabo antidepresivo de 'El Litri' y muchos magos y magas que, a parte de lo que hacen desaparecer, provocan risas, comentarios mil y mucho buen rollo marsicano. Te vamos a echar de menos Alessia, pero ni Portugal, ni España ni Italia se van a mover de donde estan. Y los lupi marsicani pueden hacer reuniones en cualquier lugar!!!

martes, 7 de mayo de 2013

As coisas não acontecem por acaso

   

Llevo muchos meses sin actualizar este rincón. No he tenido ni ganas ni, sobre todo, fuerzas para poder escribir. He podido disfrutar de unos meses extraordinarios, que no cambiaría por nada del mundo, seguidos de un largo periodo de apatía, desidia, desánimo y melancolía. He podido aprender, desde mi última entrada, no sólo de mí mismo, sino de muchas personas que son muy importantes para mí. He podido descubrir cosas fantásticas de gente extraordinaria y, sobre todo, darme cuenta de que, lejos de lo que algunas personas -y a veces yo mismo- creen, tengo unas convicciones y una manera de ver las cosas lo suficientemente fuerte como para llevarlas a cabo en cualquier circunstancia. He aprendido que tengo a mi alrededor gente maravillosa que me quiere, me apoya y se preocupa por mí. Que tengo que dejar ver más aquello que me sucede. Ignorar a aquellas personas necias, execrables y aciagas, aquellas que finjen amistad, que lastran mi día a día, mis pensamientos. A todas esas personas, que en absoluto se merecen el más mínimo pensamiento por mi parte, también quiero darles las gracias por hacerme comprender que, aunque el camino está lleno de mediocres de espíritu, gente que hace de la bajeza su forma de vida y que quiere contagiar su mal rollo allá por donde pasan, hay gente sensacional que a su lado brillan aún más. 


Son esas personas las que merecen la pena, las que nos facilitan el día a día, con las que compartir mil momentos buenos y malos. Personas sencillas, limpias de corazón y espíritu, agradables, sinceras. Cada día valoro más la sinceridad. Son ellas las que nos llenan el camino de luz y nos visten con el mejor de los complementos: una sonrisa

     
He aprendido que, al menos en mi vida, una gran parte de las casualidades no son tal. De serlo, hay casualidades muy bonitas en mi vida. 


Gracias a todas esas casualidades. Gracias a una casualidad. 




































PS: Pocas personas me conocen. Muchas, no saben lo que se pierden. 

martes, 30 de octubre de 2012

Barcelona

Tras un verano de investigación en Simancas, artículos, fiestas, piscina, río, paseos por el monte, copas en el rincón chill out, trenes...

     
Este verano, después de unos cuantos sin su presencia, he podido estar con una de mis grandes amigas y hemos vuelto a disfrutar de esos momentos pueblerinos con la bici, las foticos, las anécdotas y las conversaciones hasta las tantas en la puerta del Ayuntamiento.
                                                                             
Además, hemos disfrutado de grandes momentazos piscineros por varios pueblos, aprovechando para conocer mejor la geografía de la comerca y no perdernos de camino a los pueblos en fiestas. ¡Quién nos ha visto y quien nos ve! Como viene siendo habitual, las fiestas son reducidas pero intensas y siempre hay nuevas incorporaciones y compañías que hacen que sean igualmente divertidas y especiales. 

La investigación en Simancas es, como siempre, un placer a pesar de encontrarse con situaciones complicadas a la vez que divertidas, que han resultado útiles para calibrar las 'relaciones no institucionales' que existen. 


A nivel laboral ha sido una experiencia interesante, con un montón de documentación inédita para la Tesis y, muy a mi pesar, gran cantidad de fotocopias que espero lleguen pronto. 

Ha sido un verano de idas y venidas a Madrid y muchos paseos por el monte en los que siempre disfrutas de los paisajes y puestas de sol, olores, y sensaciones. Y hablando de sensaciones...momentazo cuando se nos queda tirado el coche tras cruzar un río después de una tarde intensa de lluvias. ¡Intenta arrancarlo, Miguel! Al final el problema se solucionó rápido pero no deja de ser una divertida anécdota del verano. Una de tantas. 

Esta vez la estancia no ha sido fuera de España -y evitaré hacer comentarios al respecto, ¡que menudo mes con el tema!-. Me he venido a la Ciudad Condal para investigar en el Archivo de la Corona de Aragón, en el que tenía puestas grandes esperanzas en algunos puntos de ausencia documental. Casi todos se han cubierto más que satisfactoriamente, aunque sigue habiendo uno que se me resiste. 

Ciertamente el ACA no es como Simancas, pero creo que de todos los archivos en los que he trabajado, queda en una impresionante segunda posición gracias, entre otros motivos, al personal, que ayuda en todo lo que necesites. También espero recibir en los próximos meses la enorme cantidad de fotocopias que he solicitado estas semanas. 


Esta vez no me ha costado tanto encontrar casa como en Cerdeña. es una pena que sólo haya estado un mes porque no sólo estoy cómodo en ella y con mi compañero de piso, sino que está en una zona privilegiada en el centro de Barcelona. Al salir a la calle para ir a trabajar, para comprar o para dar un paseo me encuentro con la Avenida Gaudí y la Sagrada Familia como telón de fondo. Cuando me despierto y abro la ventana me encuentro con el antiguo Hospital de Sant Pau, que recientemente ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La única pega es que están de obras para abrirlo al público y generan un poco de ruido. A parte de eso, un barrio tranquilo de noche y con mucha actividad de pequeños negocios y turistas con sus cámaras de fotos.

Como ya me sucediera en Italia, el tiempo durante los fines de semana que he pasado aquí no ha acompañado mucho por lo que la mayoría de las salidas turísticas tienes un telón de fondo gris. Éstas han sido variadas aunque han quedado cosas importantes en el tintero, como Montserrat o la Sagrada Familia. Me he hecho una buena idea de Barcelona y las comarcas limítrofes gracias, sobre todo a Inés. Desde aquí mil gracias por todo. Espero poder volver pronto para terminar con la documentación del ACA sobre mi Tesis y poder disfrutar un poco más de Barcelona. Sinceramente me ha sorprendido en muchos sentidos, tiene unos rincones preciosos que merecen mucho la pena así que puedo decir que estoy muy satisfecho en todos los sentidos con esta estancia. 





































PS: los viejos fantasmas pasados son solo eso, pasado. 

miércoles, 8 de agosto de 2012

Y los sueños, sueños son.

         ¿Por dónde empezar? Hace más de dos meses desde que regresé de Cerdeña y aquella estancia aún sigue rondando por mi cabeza. Un amigo, muy sabio, me dijo que "La pena dura tanto como uno quiera que dure". Suena a frase de carpeta adolescente, pero no le falta verdad; sólo puedo acordarme de los buenos momentos y sonreír al recordarlos. 

                      En silencio te busco y sueño...



    Congresos, conferencias, cursos de verano, archivos, bibliotecas y un largo etcétera caracterizan todo este tiempo. La amistad y el cariño se van forjando con cada conversación, cada risa, cada caña y cada madrugón. Y siempre, claro está, merece la pena. Por supuesto las reuniones petit comitè donde la tranquilidad y las buenas formas van de la mano de las risas y los comentarios de toda clase. 

Catedral de León, XII Reunión Científica de la Fundación Española de Historia Moderna, 20 de junio de 2012 


      Tiempo de bodas el mes de julio. Enhorabuena a los novios por organizar semejante celebración y miles de gracias por hacerme partícipe de un momento así. Lo mejor no son las galas (o pintas del personal, según se mire) con las que nos vimos algunos autónomos, sino el simple echo de vernos, después de algún tiempo alejados de pasillos y aulas de exámenes. Todo como si no hubiera pasado el tiempo, como si aquellas reuniones con chucherías de Medina o las comidas con nuestros respectivos vasos de animales siguieran sucediéndose con frecuencia. 

    Los 27 me han sentado bien y los empecé con la mejor compañía posible, a pesar de que inconvenientes varios me impidieran celebrarlo como se merece. Gente, mil gracias por todo. Y como no podía ser de otra manera, sigo con la introspección. 


  Como años atrás, las fiestas se hacen cortas, pero muy intensas. Pueblos nuevos en los que acumular experiencias, más complicidad, conversaciones siu generis, compañía de alcoba del todo extraña y divertida, transparencias a través de la cortina de la abuela y ropa interior rosa y cursi, jajaja. Reencuentros, meningüiticos en el teleclub a altas horas de la mañana, sustos con ruidos pueblerinos, estrellas. Cómo lo echaba de menos!
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Scusami
se quella sera sono stato troppo fragile
E non ho avuto proprio forza per resistere
per fregarmene.
Scusami
ma la voglia di sentirti era incontrollabile
Dirti tutto in quel momento era impossibile,
era inutile.

Scusami,
se ho preferito scriverlo,
che dirtelo,
ma non è facile
dirti che
sei diventata il senso
di ogni mio giorno
momento... perché...
perché sei fragile.

Scusami
se io non sto facendo altro che confonderti
Ma vorrei far di tutto per non perderti
e voglio viverti
Parlami
ma ti prego, dì qualcosa oppure stringimi
Ho paura del silenzio e dei tuoi brividi,
dei miei limiti.

Scusami,
se ho preferito scriverlo,
che dirtelo,
ma non è facile
dirti che
Sei diventata il senso
di ogni mio giorno
momento...perché...
perché sei fragile
e come me sai piangere.

Scusami,
se ho preferito scriverlo,
che dirtelo,
ma non è facile
dirti che
Sei diventata il senso
di ogni mio giorno...
momento...perché...
perché sei fragile...
e come me sai piangere...




      He comprendido que los fantasmas de carne y hueso que me visitan diariamente tienen que desaparecer. Hay cosas que tienen fecha de caducidad, aunque otros (tu) la impongan. Ser capaz de sonreír al recordar sin que se me encoja el estómago. Ahora soy yo el que pongo el punto y final para seguir hacia delante, paso a paso: 'piano, piano, si va lontano'. 

       

   

jueves, 14 de junio de 2012

Cerdeña II

      Dos semana en la capital del reino. ¿Cómo fue el resto de la estancia? Respuesta larga y compleja por la cantidad de cosas que han pasado.

      Cosas negativas, evidentemente, me han pasado. De ellas, intento aprender de cara al futuro. Al mal tiempo, buena cara, o eso dicen.

      Positivas, afortunadamente, han sido la gran mayoría. He aprendido muchas cosas útiles e interesantes para mi trabajo, he hecho buenas amistades que espero duren y de las que siempre he sacado algo positivo, alguna enseñanza o un 'clic' que me ha hecho pensar en nuevas aportaciones o interrogantes para la Tesis. No daré nombres, pero gracias sobre todo a una investigadora, mi estancia en Cagliari ha sido enriquecedora; me ha hecho madurar, reflexionar, darme cuenta de mis errores y de mis puntos fuertes. No puedo sino agradecerte todo.

      El tiempo no me ha acompañado durante estos meses. Las famosas playas de Cerdeña las he visto nubladas y con lluvia intermitente, salvo la última semana que el tiempo dio una tregua y pude bañarme en el Poetto. No es la mejor playa, pero es una pasada: arena fina, una playa de 8 km de largo, agua transparente, a buena temperatura. De esas playas que te metes y casi no te cubre.

      Al contrario de cuando fui, los últimos días estaba intranquilo. Sin embargo, nada que ver con el viaje, sino con el futuro en Madrid, ganas de volver pero pena por dejar Cerdeña, los archivos, la gente que allí he conocido. Fueron días cargados de sentimientos, último helado en la primera heladería, sentarme en ese banco,  pasear por Via Roma, tomarme el último café en mi cafetería favorita, pasear por el puerto, Piazza Matteotti y el bus 9, Castello y sus calles, sushi, siesta, las vistas desde el Bastión, ver esas escaleras, recordar esos primeros momentos... No se puede ser tan sentimental.









      No me costó mucho hacer las maletas, cargadas de libros y algún trapo que otro, que a pesar de que sea Cerdeña, no deja de ser Italia. Mi nueva casera (los problemas con la anterior prefiero obviarlos) se portó súper bien y me acercó al aeropuerto y me ayudó con las maletas hasta que las facturé, tarea complicada por el peso y las dimensiones de las mismas. El viaje fue muy bien, la escala en Roma algo aburrida, menos mal que tenía internet en el portátil. El vuelo Roma-Madrid se pasó en un abrir y cerrar de ojos y por fin llegué a Madrid. De nuevo en la capital del reino.

      Acostumbrado al calor cagliaritano y a la brisa marina, el calor de Madrid me agobió un poco y tardé un par de días a aclimatarme. El cambio no fue nada brusco a pesar de pasar de una casa entera para mi a mi habitación de toda la vida. Más libros, más ropa, solución: re-decorar la habitación del pueblo.

      Los primeros días en Madrid han sido muy movidos, casi no he parado por casa. Y mejor, porque los aviones te llevan de un lado a otro físicamente en pocas horas, pero tu mente va a otro ritmo y hay una parte de mi mente que quiere quedarse allí. Y una buena temporada. 

      Simplemente sé que habrá cosas que eche de menos durante un tiempo, que serán difíciles de olvidar muchos momentos; pero lo que sobre todo sé, es que hay cosas que han cambiado, que me han aportado y que me hacen sonreír. Y espero que lo sigan haciendo.


*Grazie, davvero, per tutto.