martes, 6 de diciembre de 2011

La Cità Eterna

      

      Y qué mejor testigo del tiempo que la Ciudad Eterna. Por fin he podido disfrutar de sus calles repletas de Historia, caminar sobre los sanpietrini dichosos, ver en primera persona grandes obras de arte estudiadas hasta la saciedad y descubrir otras nuevas, desconocidas, con ojos ávidos. 

      He de decir que tenía unas muy altas expectativas respecto a Roma y no ha defraudado lo más mínimo. Además el tiempo del que hemos disfrutado lo ha hecho todo mucho más mágico. Otoño en Roma es espectacular. Como también lo es la Chiesa del Gesù. Es, para mí, la más bonita de Roma. Y por la experiencia vivida, la más impresionante. Entramos ya de noche, pues la caída del sol es más temprana que en España. Toda la iglesia se hallaba con una ténue luz, salvo el techo, bien iluminado. En él, un impresionante trampantojo de la bóveda. 

Chiesa del Gesù, Roma

      
      Impresionante es el altar donde reposan los restos de San Ignacio de Loyola. Sobre el retablo, un grupo escultórico de la Trinidad con el Orbe, realizado en la mayor bola maciza de lapislázuli conocida. A los lados, La Fede che vince l´idolatria y La Religione che flaggella l´Eresia. Al fin, en el centro, un cuadro de San Ignacio que, en un momento determinado se esconde para dejar salir una impresionante estatua de plata del Santo de Loyola. 







      El día en el Vaticano dio mucho de sí. No madrugamos tanto como la gente nos había dicho, claro que en noviembre no pensamos que se fueran a formar esas colas tan impresionantes. En menos de 15 minutos estábamos contemplando La Pietà. Después de ver detalladamente En el interior de San Pedro decidimos subir hasta la linterna de la cúpula, más de 300 escalones. Sin embargo, las vistas de toda Roma desde lo alto merecen el esfuerzo. 







      En los Museos Vaticanos pude, por fin, ver los Apartamentos Borgia que, aunque siguen en restauración, algunos ya son accesibles al público. 









      Ha sido una semana intensa, de emociones, de caminatas, de recordar muchas lecciones de arte y ver cosas nuevas, de buena comida y no tan buen vino, y unas copas en buena compañía. esperemos que se repita pronto y que el siguiente viaje sea mi estancia en Cerdeña. 

      ¡Ah!, casi lo olvido, os presento a un amigo que, por fin, pude conocer personalmente.