jueves, 15 de mayo de 2014

Cada vez como si fuera la última




Nuevamente Madrid. Físicamente al menos. Mi mente vuela sin rumbo fijo. De nuevo una noche cálida, silenciosa, casi de verano. La soledad de la casa se hace más grande a medida que el silencio es más profundo. Mi escritura, dubitativa, resuena por un piso en que puertas y ventanas están abiertas de par en par. Cuando sopla la brisa trae consigo el aroma de unos árboles cercanos, en flor, con un olor intenso que me transporta tiempo atrás.

Una de las palabras que más estoy escuchando en los últimos meses es 'paciencia'. Es una virtud rara en nuestros días. Días que en que vamos apresurados, a contrarreloj, sin tiempo para detenernos. Alguien dijo una vez que la clave de la paciencia es hacer algo mientras esperas.

Pero ¿qué esperas? y ¿para qué?

Buenas preguntas de compleja respuesta. Sobre todo en según que planos nos movamos. Parece obvio que lo que esperas es algo grande, al menos para ti. Grande para tu futuro, grande para tu familia, para tus amigos, para o por una persona especial. A veces no es algo grande para el ojo humano, sino para el alma y el corazón. A veces de ilusiones también se vive. 

Pero ¿para qué?

Todos necesitamos tener esas ilusiones, sueños, anhelos que nos permitan imaginar un futuro diferente, que nos permitan momentos de ensoñación pasajera que nos proporcione una fugaz felicidad. Son esos momentos los que nos permiten caminar con paso firme por la senda de nuestra vida, los que nos dan oxígeno para lograr las metas que nos proponemos. Al menos las metas individuales. 

Pensamos, o queremos pensar, que aquello que ansiamos, que nos hace suspirar y sentir en lo más profundo es lo que en realidad queremos. Y nos empeñamos en lograrlo. 

Pero ¿y si nos obcecamos en ese empeño?

Puede que, entonces, haya que beber una dosis de realidad; parar, alejarse, reflexionar y enfrentarse mirando cara a casa a ese afán. ¿Quién me vende esa dosis?











“La paciencia es la más heroica de las virtudes, precisamente porque carece de toda apariencia de heroísmo" 

Giacomo Leopardi